Volví a dejar los fármacos, quería ver la realidad otra vez, mi realidad tal como la recordaba. Volver a sentir como sentía, ver la vida dar vueltas entre luces y voces inexistentes y respirar dulcemente aquellos pequeños instantes de lucidez. Entonces, pude sentirlo tan claramente como si estuviera ocurriendo en verdad. Te vi encaramada en el columpio bajo la lluvia, como la primera vez. Y fui feliz.
Feliz porque no había más lágrimas ni sangre.
Me preguntaba cómo empezar esta carta, después de tanto tiempo y tantas cosas que han pasado entre nosotras, un “Te Quiero” quizá hubiese sido ideal, ¿no crees? Aunque sé que no quieres escuchar esas palabras de mi.
Quisiera saber qué piensas, para decir exactamente lo que quieres oír, pero no puedo. Ya sabes, hay muchas cosas que no puedo hacer, entre ellas, volver a estar contigo a pesar de que es lo que más quisiera.
Anhelaba que el tiempo se detuviera en esos momentos felices, cuando aún podía compartir mi vida contigo, eran tiempos relativamente normales. Por lo menos tenía la certeza de que lo hacía era cierto. Ahora ya ni siquiera sé si esta carta en verdad se está escribiendo.
El tiempo después de todo nunca se detuvo.
Probablemente mi tiempo sólo se escapa en aras de tu nombre, mientras yo imagino que el amor descansa en un par de palabras pretenciosas.
Sin embargo y la verdad, cada vez es más difícil atar los recuerdos al entrañable olvido. Si pudieras salir de mi cabeza tan fácil como las ideas descabelladas, la agonía sería un poco más soportable.
Mientras, sólo me dedico a permanecer sentada observando cómo mi vida se cae a pedazos y no puedo hacer nada para remediarlo.
Sé que en cualquier momento mi existencia se consumirá en el vacío, y no quiero que en ese momento tú estés conmigo. No quiero que sufras por mis estupideces.
Finalmente, sólo quiero decir, “Te amo”. Y nada cambiará eso, hasta que se extinga tu vida y con ella mi efímera felicidad.
By: Lina en Ciel
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